Casas, estructuras defensivas, tumbas y hasta una pirámide de 30 metros de altura que hasta ahora se pensaba que era una pequeña montaña son algunas de las cerca de 60.000 estructuras descubiertas.
Ha sido hallada también una muralla de unos 14 kilómetros cerca de la ciudadela de Tikal, uno de los vestigios arqueológicos más importantes de asentamientos mayas. Los investigadores apuntan a que, tras la desaparición de la civilización, la selva invadió la ciudad, que ha permanecido oculta bajo el suelo y el follaje durante siglos.
Los edificios descubiertos formaban parte de una docena de ciudades. La dimensión del hallazgo ha llevado a los investigadores a la conclusión de que la población maya podría haber alcanzado los 10 millones de personas, una cifra muy superior a la estimada hasta ahora.
Los investigadores han descubierto además que, alrededor de los centros urbanos, había extensos campos de cultivo que podían llegar a ocupar hasta un 95% de la tierra disponible.
El descubrimiento ha sido posible gracias al láser utilizado, de tecnología LiDar, que emite pulsiones de luz que, al rebotar con las estructuras, revelan el relieve que se esconde bajo la superficie. Esta técnica, unida a un sistema de localización por GPS, ha permitido crear mapas 3D de la megalópolis sin perjudicar el manto selvático.
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